lunes, 23 de septiembre de 2013


La Enciclopedia,

Diccionario razonado de las ciencias, las artes y de los oficios.



Conjunto de 17 volúmenes (17 de texto y 11 de láminas, en total 28) editados en, París, Francia, entre 1751 y 1772, por Denis  Diderot  y Jean Le Rond  d´Alambert, con el objetivo genérico de difundir las ideas de la Ilustración francesa. De hecho la filosofía que difunde se identifica con el afán de crítica, o de aplicar la «luz» de la razón, a todos los campos del saber, en especial a aquellos en que se pone de manifiesto de forma más directa la concepción político-social y religiosa de la época.

El nombre de enciclopedia no aparece hasta el siglo XVII, pero proyectos de reunir en una sola obra el conjunto del saber los ha habido desde la antigüedad. Pueden considerarse verdaderas enciclopedias la Historia natural de Plinio el Viejo, las Etimologías de san Isidoro, muchas de las obras recopiladoras que se producen en el período de la baja Edad Media, las Sumas de los escolásticos, el Dictionnaire historique et critique de P. Bayle.

La diferencia fundamental entre las enciclopedias antiguas y las modernas está en que aquéllas persiguen conservar los conocimientos de una época y éstas más bien difundirlos; unas y otras, no obstante, mantienen la característica común de la falta de originalidad.

La Enciclopedia francesa del s. XVIII surge casi de forma anecdótica, al aceptar Diderot la traducción del diccionario de Chambers, Cyclopaedia o Universal Dictionary of Art and Sciences (1728), inicialmente confiada a otros, que Diderot comenzó más bien a transformar y reconstruir que simplemente a traducir. Los editores aceptaron la sugerencia de publicar una obra original y así nació el proyecto o Prospecto de la Enciclopedia, en 1750.

Diderot pidió la colaboración de d´Alembert, quien se encargó de redactar el Discurso preliminar. En él d´Alembert presenta la Enciclopedia como un sistema de todos los conocimientos humanos; al ser éstos inabarcables, busca una manera de representarlos en síntesis y, para ello, sigue la clasificación del «árbol del canciller Bacon», que divide la actuación de las facultades intelectuales y fabriles del hombre en facultades de memoria, razón e imaginación. La memoria es la sede de la experiencia o del conocimiento directo (historia); la razón, de la reflexión hecha con el razonamiento (filosofía); la imaginación, de la imitación reflexiva (bellas artes o poesía). Cada uno de estos grandes grupos de ciencias y actividades humanas se subdivide en muchos otros apartados que configuran, en definitiva, el árbol «de las ciencias, de las artes y de los oficios».

El primer volumen aparece en 1751; su publicación se suspenderá en 1752, tras la publicación del segundo volumen, y en 1759, cuando d´Alembert se retira del proyecto y se suprimen los permisos de publicación concedidos. A partir de esta fecha, publicados siete volúmenes, Diderot prosigue solo la edición de diez volúmenes de texto y cuatro de índices hasta 1765 y, posteriormente, cuatro volúmenes más de índices hasta 1772. Colaboran en la obra Rousseau, Voltaire, Duclos, Holbach, Quesnay, Turgot, Toussaint y otros escritores y philosophes ilustrados (hasta un total de 160).

La crítica y hostigamiento contra los prejuicios, la ignorancia y el error, el cuidado en definir y precisar bien los diversos conceptos, el espíritu de defensa de las libertades, el escepticismo derivado de la influencia de P. Bayle y el empirismo inspirado en Locke, concitan una pronta animadversión por parte de jansenistas, jesuitas y diversos centros de opinión y poder.

La Enciclopedia ha sido considerada por la historia como el aparador de las ideas de la ilustración francesa y una de las obras más libres del espíritu humano.

La Enciclopedia se proponía hacer un inventario de lo conocido, y para esto examinarlo todo, removerlo todo sin excepción y sin miramientos; pisotear las viejas puerilidades, derribar los ídolos que la razón desaprobaba; y poner un signo glorioso a los valores modernos.  No contendría nada superfluo, nada anticuado; todo en ella estaría en acción y vivo; ni siquiera se contentaría con explicar y describir; grabados y láminas mostrarían las formas concretas del trabajo incesante que crea la civilización. Esta era la segunda gran ambición de la obra, junto con la exposición metodológica de los conocimientos.

La Enciclopedia se insertaba en un movimiento general que exaltaba y dignificaba las artes mecánicas -la técnica- que los puros pensadores ignoraban o desdeñaban y a los que solo la especulación pura les parecía digna. ! Honor a los que contribuyen a la felicidad terrena! El instrumento de la felicidad sería el progreso material.


 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario